"Dos mujeres dormidas en una barca bajo los sauces" (1887) John Singer Sargent |
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
(Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 - San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958)
ANTONIO MACHADO
(Sevilla, 26 de julio de 1875 - Colliure, 22 de febrero de 1939)
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Os invito a leer la vida y la biografía de Juan Ramón Jiménez que la Fundación que lleva su nombre recoge en su página (http://fundacion-jrj.es/juan-ramon-jimenez/vida-biografia/) y que comienza así:
"Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad...".
Aquí relata la añoranza de su infancia que él evocará llena de ventanas y puertas desde las que contempla el mundo. Un mundo, el andaluz, tremendamente clasista, visto por un niño, consentido y solitario, como él mismo se ve en una carta dirigida a su prima María. Estos recuerdos se convierten en elementos poéticos, como la luz, el mar... Pero no los ha vivido, sino contemplado. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea, su gran compañera siempre será la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente. Soledad introspectiva con la que busca la emoción ante la visión de la belleza.
Aquí relata la añoranza de su infancia que él evocará llena de ventanas y puertas desde las que contempla el mundo. Un mundo, el andaluz, tremendamente clasista, visto por un niño, consentido y solitario, como él mismo se ve en una carta dirigida a su prima María. Estos recuerdos se convierten en elementos poéticos, como la luz, el mar... Pero no los ha vivido, sino contemplado. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea, su gran compañera siempre será la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente. Soledad introspectiva con la que busca la emoción ante la visión de la belleza.
¿No os recuerda al "Retrato" de Antonio Machado, que introduce la obra Campos de Castilla, por primera vez publicada en 1912?
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno".
Y en un poema de Elejías (1908) decía Juan Ramón Jiménez:
¡Infancia! ¡Campo verde, campanario, palmera,
mirador de colores; sol, vaga mariposa
que colgabas a la tarde de primavera,
en el cenit azul, una caricia rosa!
¡Jardín cerrado, en donde un pájaro cantaba,
por el verdor teñido de melodiosos oros;
brisa suave y fresca, en la que me llegaba
la música lejana de la plaza de toros!
...Antes de la amargura sin nombre del fracaso
que engalanó de luto mi corazón doliente,
ruiseñor niño, amé, en la tarde de raso,
el silencio de todos o la voz de la fuente.
Y Antonio Machado en Soledades, galerías y otros poemas decía:
El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera;
tibia tarde de marzo,
que al hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
Lee este y otros poemas en http://amediavoz.com/machado.htm
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera;
tibia tarde de marzo,
que al hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
Lee este y otros poemas en http://amediavoz.com/machado.htm
Para ambos poetas la infancia es casi un "paraíso perdido", un reconfortante y grato regazo materno al que les gustaría volver ahora en la madurez. ¿Por qué crees que el poeta siente esto? ¿Por qué esta melancolía romántica? ¿Puedes ponerte en su lugar e intentar explicarlo?
Pero no solo hacia la infancia vuelven sus ojos los poetas. Juan Ramón Jiménez dedica un nostálgico y emotivo poema a una edad mucho más próxima a vosotros... ¡la adolescencia!
Pero no solo hacia la infancia vuelven sus ojos los poetas. Juan Ramón Jiménez dedica un nostálgico y emotivo poema a una edad mucho más próxima a vosotros... ¡la adolescencia!
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño-.
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño-.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Lee este y otros en http://amediavoz.com/jimenez.htm
¿Y este último no os recuerda a la rima XXIX del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer?
¿Qué tendrán los andaluces?
Sobre la falda tenía
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno creo;
mas guardábamos entrambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo;
sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
-¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida
-¡Ya lo comprendo!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870)
Podéis leer este poema y el resto de sus Rimas en el siguiente enlace. También tenéis acceso a algunas de sus Leyendas. ¡Animáos!
https://ciudadseva.com/autor/gustavo-adolfo-becquer/
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Lee este y otros en http://amediavoz.com/jimenez.htm
¿Y este último no os recuerda a la rima XXIX del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer?
¿Qué tendrán los andaluces?
Sobre la falda tenía
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno creo;
mas guardábamos entrambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo;
sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
-¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida
-¡Ya lo comprendo!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870)
Podéis leer este poema y el resto de sus Rimas en el siguiente enlace. También tenéis acceso a algunas de sus Leyendas. ¡Animáos!
https://ciudadseva.com/autor/gustavo-adolfo-becquer/
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