Balandro yo

Balandro yo
EL BALANDRITO, J. SOROLLA
"Regálate como poidas, leutor, e non che digo máis".
A. R. Castelao, Un ollo de vidro.



"-Yo sé quién soy -respondió don Quijote (...)"
Miguel de Cervantes







domingo, 26 de enero de 2020

LITERATURA ESPAÑOLA: EL GRUPO DEL 98: AZORÍN, PÍO BAROJA Y UNAMUNO

Ilustración de Erin Mcguire
http://www.emcguire.net/



En el último tercio del siglo XIX se observan síntomas de desintegración del sistema de valores que sostenía la sociedad burguesa, que condujeron a una "crisis universal de las letras y del espíritu" (1885-1914).

Se considera que el Modernismo es la manera en que los artistas manifestaron su disconformidad y su malestar ante la realidad de la época.

En España, a la crisis cultural se unió, por una parte la catástrofe del 98 (guerra con EEUU en la que se pierden las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam -Marianas-) y, posteriormente, la conciencia de decadencia, la preocupación por el atraso o el porvenir del país y la influencia del regeneracionismo (corriente reformista, constituida por políticos, intelectuales y literatos, que propuso medios para modernizar España económica, social y culturalmente).

Estos acontecimientos históricos condicionan el hecho de que dentro de la Generación modernista se reconozca al "grupo del 98", con unos rasgos individualizadores y coincidentes con una segunda fase del movimiento modernista: menor esteticismo, relativo compromiso, literatura de la intimidad e influencia simbolista.

El grupo del 98 lo compondrán en un primer momento Baroja, Azorín y Maeztu (el grupo de "los tres"). Luego cabe agregar a Unamuno. Por último, a pesar de las salvedades, no podemos negar las afinidades de Antonio Machado y R. M. del Valle-Inclán con el grupo.

.....

Los textos siguientes nos servirán como pequeñísima muestra de la obra de estos magníficos escritores y como punto de partida para comentar en clase las pecularidades del estilo de Azorín, de Baroja y de Unamuno:


JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN:


Azorín, por Zuloaga.

Azorín nace en Monóvar, Alicante, en 1873 y muere en Madrid, en 1967.


Obra:


-Es ante todo un ensayista magistral, uno de los grandes renovadores del género. Además de sus artículos de crítica literaria, son inolvidables sus libros compuestos de evocaciones de las tierras y los hombres de España. Algunos de sus ensayos son: Los pueblos, Castilla, La ruta de don Quijote...

-En cuanto a la narrativa, Azorín figura entre los renovadores del arte del relato, pues busca alejarse del puro realismo y crear un nuevo lenguaje artístico. En sus novelas, que se acercan a lo ensayístico, el argumento pierde importancia a favor de las pinturas de ambientes o de una galería de personajes sensibles, dolientes, extraños o fracasados. Y en todo ello aflora su desazón existencial (“dolorido sentir”) o su particular visión de España. 

Algunos de los títulos de sus novelas son: La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903), Las confesiones de un pequeño filósofo (1904), Don Juan, Doña Inés, María Fontán, Salvadora de Olbena...

-En el teatro no acertó. También quiso renovar, pero le faltó sentido teatral. Merece, con todo, recordarse Lo invisible (1928), tres piezas en un acto sobre el tema de la muerte.


Estilo:


En sus escritos, el lenguaje pasa a primer plano. Son bien patentes en Azorín los dos rasgos de la nueva novela: la voluntad artística y el subjetivismo. Su lengua se corresponde con su manera de ver y de sentir: su estilo también fluye lento, melancólico, con un lirismo contenido. Sus cualidades son la precisión y la claridad, la palabra justa y la frase breve, la pulcritud inconfundible.

En sus descripciones, se observa una técnica miniaturista, por la atención a lo que él llama “primores de lo vulgar”

Lo caracteriza la riqueza de vocabulario, como producto de aquella búsqueda de palabras olvidadas tan propia de los noventayochistas.


TEXTO 1: Fragmento de La voluntad, de José Martínez Ruiz, Azorín.



El protagonista de esta obra es Antonio Azorín, un periodista muy dado a la reflexión y representativo de la época en que vive. España lo vuelve pesimista y esto le lleva a una progresiva falta de voluntad, de capacidad para actuar. Su refugio será un destructivo análisis de su propia condición. Su falta de fe en el progreso o la falta de audacia provoca la victoria de la voluntad de Schopenhauer sobre la voluntad de Nietzsche. 

Para el filósofo Schopenhauer, la tragedia de la vida surge de la fuerza de la voluntad, que incita al individuo hacia la consecución de metas sucesivas, ninguna de las cuales puede proporcionar satisfacción permanente. Así la voluntad lleva a la persona al dolor. Sin embargo, Nietzche consideraba que la voluntad era el motor principal del ser humano, aquello que lo hace presentarse al mundo y estar en el lugar que le corresponde.

Azorín pierde la voluntad, del mismo modo que España. La novela es una obra de ideas y de ambientes, los de España, sus gentes y su actitud impasible ante el futuro. 


Azorín pasa ante la iglesia de San Isidro.

_Y esto es inevitable; mi pensamiento nada en el vacío, en un vacío que es el nihilismo, la disgregación de la voluntad, la dispersión silenciosa, sigilosa de mi personalidad... Sí, sí, el trato de Yuste ha influido sin duda en mí; su espíritu se posesiona de mí definitivamente, pasados estos años de entusiasmo. Y luego, la figura de Justina, negra, pálida... y el ambiente tétrico de aquel pueblo... la herencia acaso, también, y más poderosamente que nada... todo, todo rompe y deshace mi voluntad, que desaparece... ¿Qué hacer?... ¿Qué hacer?... Yo siento que me falta la Fe; no la tengo tampoco ni en la gloria literaria ni en el progreso... que creo dos solemnes estupideces... ¡El progreso! ¡Qué nos importan las generaciones futuras! Lo importante es nuestra vida, nuestra sensación momentánea y actual, nuestro yo, que es un relámpago fugaz. Además, el progreso es inmoral, es una colosal inmoralidad: porque consiste en el bienestar de unas generaciones a costa del trabajo y del sacrificio de las anteriores. 
Azorín entra en la calle de los Estudios. Pasa por la misma una mujer con dos niños. Y Azorín piensa:

_No sé qué estúpida vanidad, qué monstruoso deseo de inmortalidad nos lleva a continuar nuestra personalidad más allá de nosotros. Yo tengo por la obra más criminal esta de empeñarnos en que prosiga indefinidamente esta humanidad que siempre ha de sentirse estremecida por el dolor: por el dolor del deseo incumplido, por el dolor, más angustioso todavía, del deseo insatisfecho... Podrán llegar los hombres al más alto trado de bienestar, ser todos buenos, ser todos inteligentes... pero no serán felices; porque el tiempo, que se lleva la juventud y la belleza, trae a nosotros la añoranza melancólica por las pasadas agradables sensaciones. Y el recuerdo será siempre fuente de tristeza. Yo de mí sé decir que nada hay que tanto me contriste como volver a ver un lugar -una casa, un paisaje- que frecuenté en mi adolscencia; ni nada que ponga tanta amargura en mi espíritu como observar cómo ha ido envejeciendo... cómo ha perdido el brillo de los ojos, y la flexibilidad de sus miembros, y la gallardía de sus movimientos... la mujer que yo amé secreta y fugazmente siendo muchacho. ¡Todo pasa brutalmente, inexorablemente! Y yo veo junto a esa mujer deforme, lenta, inexpresiva... un gesto, una mirada, un movimiento de la muchacha de antaño... su modo peculiar de sonreír entornando los ojos titileantes, su manera de decir no, su expresión deliciosamente grave al hacer una confidencia... ¡Y todo ese resurgimiento instintivo me llena de una tristeza casi anhelante! Y pienso en una inmensa danza de la Muerte, frenética, ciega, que juega con nosotros y nos llevará a la Nada!... Los hombres mueren, las cosas mueren. Y las cosas me recuerdan los hombres, las sensaciones múltiples de esos hombres, los deseos, los caprichos, las angustias, las voluptuosidades de todo el mundo que ya no es.

Vocabulario: Nihilismo (negación de todo principio religioso, político y social), Contristar (aflijir), Titileante (centelleante).

1. ¿Cuál es el tema central del fragmento? ¿Y los subtemas o motivos? ¿Encuentras algún tópico en el texto?
2. ¿Cómo definirías al narrador del texto? Comenta su actitud.
3. ¿Qué rasgos del estilo narrativo de este texto -ayúdate también de la introducción a la obra antes del texto- te ayudan a localizar esta obra entre las del Grupo del 98?


TEXTO 2: Fragmento de Antonio Azorín (1903), de José Martínez Ruíz, Azorín.



Se trata de una obra de carácter autobiográfico, alejada de los rasgos de la narrativa realista. Está a medio camino entre la novela y el ensayo. La levedad de su argumento solo es el soporte de que se sirve el autor para la digresión, el pensamiento o la descripción detallista y subjetiva del paisaje o de las cosas de su entorno.


Esta tarde hemos cumplido un deber triste: hemos acompañado hasta la santa tierra al que en vida fue nuestro amigo Víctor.

Una rambla abre su ancho cauce entre el camposanto y el pueblo. La verdura se extiende en lo hondo, bordeando el cauce, repta por el empinado tajo, se junta a la otra verdura de los huertos que respaldan las casas y aparecen colgados como pensiles.

Sarrió y Azorín, ya de regreso, han cruzado la rambla. Y Sarrió ha dicho:

_¿A que no sabe usted, Azorín, en lo que pensaba don Víctor cuando se estaba muriendo? Pensaba en un bastón, en su bastón. Y decía: "Que me devuelvan mi bastón..., mi bastón de vuelta, ¿eh?..., un bastón que tiene una chapa de plata..., una chapa de plata que hace ruido al caminar, ¿eh?...". Y luego, en la agonía, ha gritado: "Mi bastón, mi bastón!", y ha muerto. ¿No le parece a usted raro, Azorín?

¿Y Azorín ha contestado:

_No, querido Sarrió; no me parece raro. Unos piden luz, más luz, cuando se mueren; otros piden sus ideas; este pobre hombre pedía su bastón. ¡Qué importa bastón, ideas o luz! En el fondo, todo es un ideal. Y la vida, que es triste, que es monótona, necesita, querido Sarrió, un ideal que la haga llevadera: justicia, amor, belleza, o, sencillamente, un bastón con una chapa de plata.

Llegaba el crepúsculo. Y el cielo se encendía con violentos resplandores de incendio.

Vocabulario: Rambla (lecho natural de las aguas pluviales cuando caen copiosamente), Pensil (jardín delicioso).

1. Explica la idea principal de este fragmento y relaciónalo con la evolución ideológica del grupo del 98.

2. En los autores del 98, el paisaje tiene mucha importancia, ¿qué referencias encuentras al paisaje del texto? ¿Son coherentes con el tono en que está escrito?


TEXTO 3: Fragmento de Castilla (1912), de José Martínez Ruíz, Azorín.

De una forma extraordinariamente bella, Azorín evoca el espíritu de los pueblos que visitó, sus paisajes, sus gentes, su esencia, todo aquello que ha perdurado de su antigua grandeza. 

En sus descripciones emplea palabras autóctonas que habían caído en desuso, con las que el autor pretende recuperar un pasado perdido. 

Es una obra que se ubica dentro del más puro estilo del grupo del 98, y que impresionó extraordinariamente a su amigo Antonio Machado.

No puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está muy lejos el mar de estas campiñas llanas, rosas, yermas, polvorientas; de estos barrancos pedregosos; de estos terrazgos rojizos, en que los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; mansos alcores y terreros, desde donde se divisa un caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras marinas no llegan hasta esos poblados pardos de casuchas deleznables, que tienen un bosquecillo, de chopos junto al ejido. Desde la ventana de este sobrado, en lo alto de la casa, no se ve la extensión azul y vagarosa; se columbra allá en una colina con los cipreses rígidos, negros, a los lados, que destacan sobre el cielo límpido. A esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad no llega el rumor rítmico y ronco del oleaje; llega en el silencio de la mañana, en la paz azul del mediodía, el cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre el yunque de una herrería. Estos labriegos secos, de faces polvorientas, cetrinas, no contemplan el mar; ven la llamada de las mieses, miran sin verla la largura monótona de los surcos en los bancales. Estas viejecitas de luto, con sus manos pajizas, sarmentosas, no encienden cuando llega el crepúsculo una luz ante la imagen de una Virgen que vela por los que salen en las barcas; van por las callejas pinas y tortuosas a las novenas, miran al cielo en los días borrascosos y piden, juntando sus manos, no que se aplaquen las olas, sino que las nubes no despidan granizos asoladores. 

Vocabulario: Aura (viento suave y apacible), Ejido (campo común de un pueblo, lindante con él, que no se labra, y donde suelen reunirse los ganados o establecerse las eras)), Vagarosa (que vaga, o que fácilmente o de continuo se mueve de una a otra parte), Columbrar (divisar, ver desde lejos algo, sin distinguirlo bien), Límpido (limpio, terso, puro, sin mancha), Cetrina (amarillo verdoso), Bancal (rellano de tierra que natural o artificialmente se forma en las sierras y terrenos pendientes para algún cultivo). 

1. Las DESCRIPCIONES IMPRESIONISTAS que caracterizan la obra de Azorín se reconocen por los siguientes rasgos:

-la frase corta, en general (pinceladas impresionistas),
-el estilo nominal (predominan los sustantivos o los sintagmas nominales),
-las enumeraciones,
-el predominio de la sintaxis yuxtapuesta (sin nexos)
-la parataxis (oraciones simples o compuestas coordinadas),
-las estructuras bimembres o trimembres, 
-la doble adjetivación, 
-las percepciones sensoriales,
-lo difuso (las sugerencias)...

Busca ejemplos de cada uno de esos rasgos impresionistas

2.  Es muy característico también que aparezcan todo tipo de percepciones sensoriales. Estúdialas en el texto, pon ejemplos.

3. ¿Hay alguna figura estilística más: metáfora, personificación, aliteración, paralelismo...?

4. ¿Por qué dirías que este texto pertenece a un autor del grupo del 98?
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MIGUEL DE UNAMUNO:





Miguel de Unamuno y Jugo nace en Bilbao, en 1864, y muere en Salamanca, en 1936.

Obra:


Cultivó Unamuno todos los géneros, y todos ellos estarán recorridos por sus dos grandes ejes temáticos: el problema de España y el sentido de la vida humana.

-Sus ensayos:


La preocupación por España le llevó a continuas andanzas por sus tierras y a un incesante buceo en su historia. Su amor por ella le arranca su conocido grito “¡Me duele España! Y son copiosísimos los ensayos sobre este campo, como los recogidos en los libros En torno al casticismo (1895), Por tierras de Portugal y España (1911), Andanzas y visiones españolas (1912), etc. Entre sus obras sobre nuestra historia y nuestra cultura tiene singular fama Vida de don Quijote y Sancho (1905), personal y apasionada interpretación del magno libro como expresión de la esencia española y modelo de idealismo.

Las meditaciones sobre el sentido de la vida humana dan a Unamuno un puesto eminente en la filosofía española. Su pensamiento está dentro de un vitalismo (influido sobre todo por Kierkegaard) precursor del existencialismo moderno. Para Unamuno el gran tema de la filosofía es “el hombre de carne y hueso”, con sus anhelos y angustias, y con ello el problema de Dios y de la inmortalidad (“Si el alma no es inmortal, nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena”). Se debatió sin cesar entre su razón, que le llevaba al escepticismo, y su corazón, que necesitaba desesperadamente a Dios (“garantizador de nuestra inmortalidad personal”). Sus dos grandes libros sobre este tema son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925) -entendida “agonía” como `lucha´ entre la muerte y la resurrección del cristianismo en su vida íntima-. 

-Su obra poética:

Los mismos temas nutren buena parte de su extensa obra poética, que constituye una biografía de su espíritu, con sus anhelos y sus tormentos. Así lo vemos en Poesías (1907), Cancionero póstumo o El cristo de Velázquez (1920).

-Su teatro:


También le atrajo el teatro, por las posibilidades que le ofrecía una presentación directa de los conflictos íntimos. Es lo que intentó, con limitado acierto, en obras como Fedra, Sombras de sueño o El otro.

-Su narrativa:


Como es sabido, figura Unamuno entre los más decididos renovadores de la novela a principios de siglo, y ello sobre todo por su propósito de hacer de ella un cauce para sus conflictos existenciales.

Comenzó, sin embargo, por una novela histórica -o “intrahistórica”- sobre la última guerra carlista: Paz en la guerra (1897). Requirió más de doce años de preparación, por ello decía Unamuno que era tarea de “novelista ovíparo” (el que incuba largamente su creación).

Pronto pasó a ser un “novelista vivíparo”, es decir de parto rápido, cuyas novelas se van haciendo al escribirlas, aunque partiendo de una idea central. Su primera novela en esta línea es Amor y pedagogía (1902), una “novela de ideas”, donde presenta a don Avito Carrascal que, partiendo de ideas racionalistas y positivistas, se propone educar “científicamente” a su hijo para hacer de él un genio. Pero tal “experimento” producirá una criatura desgraciada, angustiada, que acabará suicidándose. En conclusión: la vida se resiste a dejarse encorsetar por teorías racionales.

Las novedades formales de esta obra hicieron decir a ciertos críticos que aquello no era propiamente una novela, por ello, con actitud desafiante, Unamuno subtitularía “nivola” a su siguiente obra narrativa: Niebla (1914), su obra maestra del género.

<<Augusto Pérez es una persona que tiene una vida muy rutinaria y tranquila. Al verse afectado por el amor y por las pláticas que hace frecuentemente con su amigo Víctor Goti, comienza a cuestionar cada uno de los aspectos de su vida: se pregunta si alguien sabe lo que es amar, qué es vivir y cuál es la finalidad de la existencia, entre otros temas. Esos pensamientos lo consumen en el momento en el que su novia Eugenia huye con otro hombre después de que él abandona a Rosario, una muchacha que le planchaba la ropa, que le había jurado estar con él y quererle siempre.

Al verse sin salida, decide buscar ayuda y se dirige a la casa de Miguel de Unamuno, un reconocido escritor, con la idea de que podría decirle qué hacer. Los resultados son inesperados cuando Unamuno se pronuncia su creador y le dice que es un ente de ficción a quien, incluso, puede matar si lo desea. Augusto, en su defensa, dice que quizá Unamuno también es el personaje “nivolesco” de alguien más y que ese ente terminará con su vida cuando menos lo espere; y defiende su existencia al mencionar que él volverá a vivir cada vez que alguien lea su historia, mientras que el autor vasco, en cambio, no lo hará.

De esta forma, Miguel de Unamuno intenta plasmar el encuentro de un creador con su creación simulando la relación Dios-criatura. Niebla se construye alrededor de este tema mediante el desarrollo de conceptos como la concepción de la vida y el destino.>>


Habrá otros dramas y otros conflictos, como en Abel Sánchez (1917), que habla de la envidia, del odio, del “cainismo”, o en La tía Tula (1921), en torno al sentimiento de maternidad.

Escribió, además, cuentos y novelas cortas, como Tres novelas ejemplares (1920) o San Manuel Bueno, mártir (1930).

Estilo:


Su lengua es de luchador intelectual: vehemente e incitante. Quiere Unamuno un estilo desnudo, frente a los estilistas que lo visten de galas: busca la densidad de ideas, la intensidad emotiva y la exactitud plástica, no la elegancia. De ahí su permanente lucha con el idioma, para plegarlo a su pensamiento hasta conseguir una “lengua seca, precisa, rápida, sin tejido conjuntivo..., caliente”

Sus contradicciones internas se reflejan en su gusto por las paradojas y por las antítesis. Su horror a la rutina le lleva a dar nuevos sentidos a las palabras o a revitalizar primitivos (“agonía”, por ejemplo), apoyándose en sus conocimientos de filólogo. En fin, Unamuno es, junto a Azorín, un buen exponente de aquel rasgo típico que era la búsqueda de palabras rústicas y terrruñeras, que en él llegan a ser aptas para la expresión de las más graves ideas.

TEXTO 4: Fragmento de Niebla (1914), de Miguel de Unamuno.

_...un novelista, un dramaturgo, no pueden hacer en absoluto lo que les antoje de un personaje que creen; un ente de ficción novelesca no puede hacer, en buena ley de arte, lo que ningún lector esperaría que hiciese...

_Un ser novelesco tal vez...

_¿Entonces?

_Pero no un ser nivolesco.

_Dejemos esas bufonadas que me ofenden y me hieren en lo más vivo. Yo, sea por mí mismo, según creo, sea porque usted me lo ha dado, según supone usted, tengo mi carácter, mi modo de ser, mi lógica interior, y esta lógica me pide que me suicide...

_¡Eso te creerás tú, pero te equivocas!

_A ver, ¿por qué me equivoco? ¿En qué me equivoco? Muéstreme usted en qué está mi equivocación. Como la ciencia más difícil que hay es la de conocerse uno a sí mismo, fácil es que esté yo equivocado y que no sea el suicidio la solución más lógica de mis desventuras, pero demuéstrelo usted. Porque si es difícil, amigo don Miguel, ese conocimiento propio de sí mismo, hay otro conocimiento que me parece no menos difícil que él...


_¿Cuál es? _le pregunté.

Me miró con una enigmática y socarrona sonrisa y lentamente me dijo:

_Pues más difícil aún que el que uno se conozca a sí mismo es el que un novelista o autor dramático conozca bien a los personajes que finge o cree fingir...

Empezaba a estar inquieto con estas salidas de Augusto, y a perder mi paciencia.

_E insisto _añadió_ en que aun concedido que usted me haya dado el ser y un ser ficticio, no puede usted, así como así y porque sí, porque le dé la real gana, como dice, impedirme que me suicide.

_¡Bueno, basta!¡Basta! _exclamé dando un puñetazo en la camilla _. ¡Cállate! ¡No quiero oír más impertinencias!...



Niebla, subtitulada nivola, presenta la lucha contra el determinismo a través del enfrentamiento del protagonista, Augusto Pérez, y su creador, el propio Unamuno convertido en personaje. Abandonado el día de su boda, Augusto piensa en el suicidio. En Salamanca, el escritor Unamuno le recuerda que es solo un personaje de ficción y no puede tomar tal decisión, a lo que Augusto replica que él también es un ente de ficción, inventado por Dios. Turbado por la posibilidad de morir, el escritor decide matar a Augusto, que se suicida atiborrándose de comida.

En Niebla la construcción de la novela pasa a ser objeto de novelización, poniendo de relieve el proceso de invención, frente al proceso de imitación propio del realismo. Por otra parte, frente a las novelas realistas, donde el narrador predominante era el omnisciente, el que todo lo conoce de sus personajes, en este fragmento observamos cómo el Unamuno personaje ficticio no sabe nada de Augusto; incluso tienen formas de pensar opuestas.

De las novedades técnicas de las "nivolas" destacaremos: la soltura constructiva, la parquedad descriptiva (el relato se centra en las almas) y la importancia que adquieren los diálogos y ciertos monólogos, que Unamuno llama "autodiálogos", por los que fluyen los más dramáticos debates.


TEXTO 5: Fragmento de Niebla, de Miguel de Unamuno.

_¿Y cuál es el argumento, si se puede saber?

_Mi novela no tiene argumento, o, mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo. 

_¿Y cómo es eso?


_Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué hacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté, cogí unas cuartillas empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Y a las veces su carácter será el de no tenerlo.


_Sí, como el mío.


_No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar.



_¿Y hay psicología? ¿Descripciones? 


_Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada. (...) Aunque, por supuesto, todo lo que digan los personajes lo digo yo...

_Eso hasta cierto punto...

_¿Cómo hasta cierto punto?

_Sí, que empezarás creyendo que los llevas tú, de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de que son ellos los que te llevan. Es muy frecuente que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...

_Tal vez, pero el caso es que en esta novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.

_Pues acabará no siendo novela.


_No, será... será...nivola.




1. Comenta este fragmento, según lo apuntado más arriba sobre las "nivolas" de Unamuno. 

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PÍO BAROJA:





Pío Baroja y Nessi nace en San Sebastián, en 1872, y muere en Madrid, en 1956.

Obras:


Fue Baroja un escritor fecundísimo. Solo sus novelas pasan de sesenta, escritas al ritmo de dos por año. Treinta y cuatro de ellas se agrupan en trilogías, cuyos títulos indican el rasgo común de las novelas que las componen. 

Camino de perfección, publicada en 1902, es una de las primeras novelas de Pío Baroja. En ella se tratan de manera magistral los temas e ideas que marcarían su vida: la crítica de la sociedad española, la crisis moral del cambio de siglo y la oposición entre el hombre de acción y el hombre pasivo. Esta obra, subtitulada "Pasión mística", narra el viaje, físico y emocional, de purificación del personaje protagonista, Fernando Ossorio, que se ve atrapado por las convenciones religiosas de la sociedad en que vive, la española, y que ha provocado en su persona un particular misticismo exacerbado y enfermizo. Es un hombre apático, sin la fuerza necesaria para arrancarse aquello que en realidad le oprime, y que se opone también a la otra cara de sí mismo: una carnalidad encendida. Animado por un amigo, busca una nueva moral personal, más sana, más activa y productiva, y comienza su viaje a pie desde Madrid a Alicante. Ese deambular de Ossorio permite a Pío Baroja describir el ambiente rancio, inculto y apolillado de los pueblos y ciudades castellanos, atrasados también por un castrante catolicismo. Una colección de tipos desfila por las páginas del libro y con ellos se refuerza la idea de que la apatía no solamente le toca a él, sino que se trata de un mal nacional. Ossorio, tumbado bajo los árboles, trepando a las montañas o recorriendo senderos, se analiza a sí mismo y llega a considerar que es capaz de alcanzar lo que quiere mediante la fuerza que lleva dentro de sí. Sin embargo, a pesar de los deseos de Fernando de generar un cambio profundo, incluso en sus propios descendientes, Baroja nos deja en la incertidumbre de si es posible o no escapar de la tradición católica imperante.

Después de detenernos en esta novela, que abre, junto con La voluntad, Sonata de Otoño y Amor y pedagogía, un nuevo tiempo para la novela española, señalamos alguna de sus trilogías, las más significativas:

-Tierra vasca, formada por La casa de Aizgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909) -un hombre de acción en medio de la última guerra carlista-.

-La lucha por la vida, formada por La busca (1904) -los barrios más míseros de Madrid y Manuel, una figura conmovedora zarandeada por la ciudad-, Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905).

-La raza, formada por El árbol de la ciencia (1911) -una novela que posee mucho de autobiografía-, La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).

Entre 1913 y 1935, Baroja se consagró a desarrollar una serie narrativa más extensa, la titulada Memorias de un hombre de acción, formada por 22 novelas. 

Otras obras: Baroja escribió también cuentos, novelas cortas, varios tomos de ensayos, libros de viajes, biografías, obras dialogadas de las que solo una tiene carácter realmente teatral y un único libro de versos.

Estilo:


-Son evidentes sus incorrecciones gramaticales, pero, como él reconocía, su español es “el de un vasco y no el de un castellano casticista"

-Su estilo es perfectamente coherente con su ideal de espontaneidad narrativa: lleva al extremo la tendencia antirretórica de los noventayochistas, y decía: “Para mí, no es el ideal del estilo ni el casticismo, ni el adorno, ni la elocuencia; lo es, en cambio, la claridad, la precisión, la rapidez”. El resultado es una prosa rápida, nerviosa, vivísima, que bien puede considerarse “un gran estilo”, como afirmaba Azorín. 

-Hay también en su estilo un tono agrio, que se corresponde con su personalidad, y que se manifiesta en expresiones contundentes como zarpazos, a menudo feroces, que propina sin cesar. 

-Frente a lo agrio, como contrapunto, aparece una pudorosa ternura en sus páginas. 

-Aspectos concretos de su orientación estilística, de acuerdo con su visión directa, analítica e impresionista, son sus preferencias por la frase corta y el párrafo breve

-Todo lo dicho explica la viveza y amenidad del relato, tanto en la narración, como en los diálogos, como en sus descripciones impresionistas


TEXTO 6: Fragmento de El árbol de la ciencia, de Pío Baroja.

(Andrés Hurtado, estudiante de Medicina, realiza unos cursos en el Hospital de San Juan de Dios, donde es testigo de episodios que le indignan)



Había una mujer que guardaba constantemente en el regazo un gato blanco. Era una mujer que debía haber sido muy bella, con los ojos negros, grandes, sombreados, la nariz algo corva y el tipo egipcio. El gato era, sin duda, lo único que le quedaba de un pasado mejor. Al entrar el médico, la enfermera solía bajar disimuladamente al gato de la cama y dejarlo en el suelo; el animal se quedaba escondido, asustado, al ver entrar al médico con sus alumnos; pero uno de los días el médico le vio, y comenzó a darle patadas. 


_Coged a ese gato y matadlo _dijo al practicante. 



El practicante y una enfermera comenzaron a perseguir al animal por toda la sala; la enferma miraba angustiada esta persecución. 



_Y a esta tía llevadla a la buhardilla _añadió el médico. 


La enferma seguía la caza con la mirada, y, cuando vio que cogían a su gato, dos lágrimas gruesas corrían por sus mejillas pálidas. 

_¡Canalla! ¡Idiota! _exclamó Hurtado, acercándose al médico con el puño levantado.

_No seas estúpido _dijo Aracil_. Si no quieres venir aquí, márchate.

_Sí, me voy, no tengas cuidado, por no patearte las tripas a ese idiota miserable.



Desde aquel día ya no quiso volver más a San Juan de Dios.

1. Busca en el texto tres rasgos de los que tiene Baroja en su narrativa. Pon ejemplos. 
TEXTO 7: Fragmento de El árbol de la ciencia, de Pío Baroja.

(Andrés comienza a trabajar como médico en Alcolea del Campo)

Las costumbres de Alcolea eran españolas puras, es decir, de un absurdo completo.

El pueblo no tenía el menor sentido social; las familias se metían en sus casas, como los trogloditas en su cueva. No había solidaridad; nadie sabía ni podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombres iban al trabajo y a veces al casino. Las mujeres no salían más que los domingos a misa.

Por falta de instinto colectivo, el pueblo se había arruinado...

El pueblo aceptó la ruina con resignación.

_Antes éramos ricos _se dijo cada alcoleano_. Ahora seremos pobres. Es igual; viviremos peor, suprimiremos nuestras necesidades. 

Aquel estoicismo acabó de hundir al pueblo.

Era natural que así fuese; cada ciudadano de Alcolea se sentía tan separado del vecino como de un extranjero. No tenían una cultura común (no la tenían de ninguna clase); no participaban de admiraciones comunes; solo el hábito, la rutina, les unía; en el fondo, todos eran extraños a todos.



1. Explica cómo es Alcolea del Campo según Andrés Hurtado. ¿Por qué dirías que este texto pertenece al grupo del 98?

TEXTO 8: Fragmento de El árbol de la ciencia, de Pío Baroja.

(Las reflexiones de Iturrioz, tío de Andrés Hurtado) 


_Para mí la consecuencia es fácil _contestó Iturrioz con el bote de agua en la mano_. Que la vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros. Plantas, microbios, animales. (...)La consecuencia a la que yo iba era esta, que ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente de todo o la acción limitándose a un círculo pequeño. Es decir, que se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra una regla general es absurdo.


1. Haz un texto tripartito donde argumentes con ejemplos por qué Iturrioz tiene o no tiene razón, según tu propia experiencia de la vida.