Balandro yo

Balandro yo
EL BALANDRITO, J. SOROLLA
"Regálate como poidas, leutor, e non che digo máis".
A. R. Castelao, Un ollo de vidro.



"-Yo sé quién soy -respondió don Quijote (...)"
Miguel de Cervantes







lunes, 11 de noviembre de 2019

POESÍA EN TORNO AL 27!!

GENERACIÓN DEL 27

1ª ETAPA:

A) VANGUARDISMO:

"Rima" (G. Diego)
Homenaje a Béquer

Tus ojos oxigenan los rizos de la lluvia
y cuando el sol se pone en tus mejillas
tus cabellos no mojan ni la tarde es ya rubia

Amor                          Apaga la luna

No bebas tus palabras
ni viertas en mi vaso tus ojeras amargas
La mañana de verte se ha puesto morena

Enciende el sol           Amor
y mata la verbena.


"A, eme, o, erre" (G. Diego)
"Amor" tiene cuatro letras.
Vamos a jugar con ellas.
¿Lo ves? Ya estamos en "Roma".
Por todas partes se va.
Por todas partes se llega.
El viaje "Amor-Roma-Amor",
con billete de ida y vuelta.
Y ahora, a jugar a los dados.
"Alea jacta est". Espera.
¿Qué lees? "Ramo". ¿Qué escuchas?
El ruiseñor, que se queja
de "amor" que en el "ramo" canta,
de "amor" que en el "ramo" "mora.
Otra vez los dados vuelan
por el aire. Y cae "Omar",
un príncipe de leyenda.
¿"Amor" de "Omar"? Falta ella.
Arriba los dados. "Mora".
"Amor" de "Omar" a la "Mora",
"amor" de la "mora" a "Omar".
Siempre "armo" un juego de "amor"
que der"ramo" y que de"mora".
Y vienen y van las letras
buscando ese "amor" "o mar".


"35 bujías" (P. Salinas)
Sí. Cuando quiera yo
la soltaré. Está presa
aquí arriba, invisible.
Yo la veo en su claro
castillo de cristal, y la vigilan
_cien mil lanzas_ los rayos
_cien mil rayos_ del sol. Pero de noche,
cerradas las ventanas
para que no la vean
_guiñadoras espías_ las estrellas,
la soltaré. (Apretar un botón)
Caerá toda de arriba
a besarme, a envolverme
de bendición, de claro, de amor, pura.
En el cuarto ella y yo no más, amantes
eternos, ella mi iluminadora
musa dócil en contra
de secretos en masa de la noche
_afuera_
descifraremos formas leves, signos,
perseguidos en mares de blancura
por mí, por ella, artificial princesa,
amada eléctrica.

"Underwood girls" (P. Salinas)
Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco a blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota.

"Telegrama" (R. Alberti)
Nueva York.

Un triángulo escaleno
asesina a un cobrador.

El cobrador, de hojalata.
Y el triángulo, de prisa,
otra vez a su pizarra.

Nick Carter no entiende nada.
¡Oh!

Nueva York.

"Cita triste de Charlot" (R. Alberti)
Mi corbata, mis guantes,
Mis guantes, mi corbata.

La mariposa ignora la muerte de los sastres
la derrota del mar por los escaparates.
Mi edad, señores, 900.000 años. ¡Oh!

Era yo un niño cuando los peces no nadaban,
cuando las ocas no decían misa
ni el caracol embestía al gato.
Juguemos al ratón y al gato, señorita.

Lo más triste, caballero, un reloj:
las 11, las 12, la 1, las 2.

A las tres en punto morirá un transeúnte.
Tú, luna, no te asustes;
tú, luna, de los taxis retrasados,
luna de hollín de los bomberos.

La ciudad está ardiendo por el cielo,
un traje igual al mío se hastía por el campo.
Mi edad, de pronto, 25 años.

Es que nieva, que nieva,
y mi cuerpo se vuelve choza de madera.
Yo te invito al descanso, viento.
Muy tarde es ya para cenar estrellas.

Pero podemos bailar, árbol perdido
Un vals para los lobos,
para el sueño una gallina sin las uñas del zorro.

Se me ha extraviado el bastón.
Es muy triste pensarlo solo por el mundo.
¡Mi bastón!

Mi sombrero, mis puños,
mis guantes, mis zapatos.

El hueso que más duelo, amor mío, no es el reloj:
las 11, las 12, la 1, las 2.

Las 3 en punto.
En la farmacia se evapora un cadáver desnudo.

"Buster Keaton busca por el bosque a su novia que es una verdadera vaca" (R. Alberti).
1, 2, 3 y 4.
En estas cuatro huellas no caben mis zapatos.
Si en estas cuatro huellas no caben mis zapatos,
¿de quién son estas cuatro huellas?
¿De un tiburón,
de un elefante recién nacido o de un pato?
¿De una pulga o de una codorniz?

(Pi, pi, pi.)
¡Georginaaaaaaaa!
¿Dónde estás?

¡Que no te oigo, Georgina!
¿Qué pensarán de mí los bigotes de tu papá?

(Paaa páááááááááá.)

¡Georginaaaaaaa!
¿Estás o no estás?

Abeto, ¿dónde está?
Alisio, ¿dónde está?
Pinsapo, ¿dónde está?

¿Georgina pasó por aquí?

(Pi, pi, pi, pi.)

ha pasado a la una comiendo yerbas.
Cucú,
el cuervo la iba regañando con una flor de reseda.
Cuacuá,
la lechuza, con una rata muerta.

¡Señores, perdonadme, pero me urge llorar!
(Guá, guá, guá.)

¡Georgina!
Ahora que te faltaba un solo cuerno
para doctorarte en la verdaderamente útil carrera
de ciclista
y adquirir una gorra de cartero.

(Cri, cri, cri, cri.)

Hasta los grillos se apiadan de mí
y me acompaña en mi dolor la garrapata.
Compadécete del smoking que te busca y te llora
entre los aguaceros
y del sombrero hongo que tiernamente
te presiente de mata en mata.

¡Georginaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

(Maaaaaaa)

¿Eres una dulce niña o eres una verdadera vaca?
Mi corazón siempre me dijo que eras una verdadera vaca.
Una dulce niña.
Una verdadera vaca.
Una niña.
Una vaca.
¿Una niña o una vaca?
O ¿una niña y una vaca?

Yo nunca supe nada.

Adiós, Georgina.

(¡Pum!)

¿Lucía Sánchez Saornil?


B) POESÍA PURA:

"Los árboles al poniente" (L. Cernuda)
Los árboles al poniente
dan sombra a mi corazón.
¿Las hojas son verdes? Son
de oro fresco y transparente.
Buscando se irá el presente,
de rosas hecho y de penas.
Y yo me iré. Las arenas
han de cubrirme aún hoy.
Canción mía, ¿qué te doy,
si alma y vida son ajenas?

Compárese con el poema de JRJ:

…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado.
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

"Anoche se me ha perdido" (P. Salinas)
Anoche se me ha perdido
en la arena de la playa
un recuerdo
dorado, viejo y menudo
como un granito de arena.
¡Paciencia! La noche es corta.
Iré a buscarlo mañana...
Pero tengo miedo de esos
remolinos nocherniegos
que se llevan en su grupa
_¡Dios sabe adónde! _ la arena
menudita de la playa.
"Cima de la delicia" (J. Guillén)

¡Cima de la delicia!
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.

¡Hueste de esbeltas fuerzas!
¡Qué alacridad de mozo
En el espacio airoso,
Henchido de presencia!

El mundo tiene cándida
Profundidad de espejo.

Jorge Guillén
Las más claras distancias
Sueñan lo verdadero.

¡Dulzura de los años
Irreparables! ¡Bodas
Tardías con la historia
Que desamé a diario!

Más, todavía más.
Hacia el sol, en volandas
La plenitud se escapa.
¡Ya solo sé cantar!

"Fe mía" (P. Salinas)
No me fío de la rosa
de papel,
tantas veces que la hice
yo con mis manos.
Ni me fío de la otra
rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo
seguro azar.

Compárese con el poema de JRJ:

"El poema"
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!

"Muerte a lo lejos" (J. Guillén)
Alguna vez me angustia una certeza,
y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándolo está de pronto un muro
del arrabal final en que tropieza

la luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
si la desnuda el sol? No, no hay apuro
todavía. Lo urgente es el maduro
fruto. La mano ya lo descorteza.

...Y un día entre los días el más triste
será. Tenderse deberá la mano
sin afán. Y acatado el inminente

poder diré sin lágrimas: embiste,
justa fatalidad. El muro cano
va a imponerme su ley, no su .accidente.

C) NEOPOPULARISMO:

"Canción del gitano apaleado" (F. García Lorca)
Veinticuatro bofetadas.
Veinticinco bofetasas;
después, mi madre, a la noche,
me pondrá en papel de plata.

Guardia civil caminera,
dadme unos sorbitos de agua.
Agua con peces y barcos.
Agua, agua, agua, agua.

¡Ay, mandor de los civiles
que estás arriba en tu sala!
¡No habrá pañuelos de seda
para limpiarme la cara!

"Canción del jinete (1870)" (F. García Lorca)
En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

... Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.

Caballito negro,
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

"Nocturno esquemático" (F. García Lorca)
Hinojo, serpiente y junco.
Aroma, rastro y penumbra.
Aire, tierra y soledad.

(La escala llega a la luna.)
"Prólogo" (R. Alberti)

Entraña de estos cantares:
¡Sangre de mi corazón,
tarumba por ver los mares!
El mar. La mar.
El mar. ¡Solo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?

"Si mi voz muriera en tierra" (R. Alberti)
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

"Con él" (R. Alberti)
Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era.

Mi traje de marinero
se trocaría en guerrera,
ante el brillar de su acero;
que buen caballero era.

¡Qué dulce oírle, guerrero
al borde de su estribera!
En la mano, mi sombrero;
que buen caballero era.

"Canción 51" (R. Alberti)
En un verso de ocho sílabas
¿qué no cabrá,
si en una y tan solo en ella
cabe el mar?

Ocho sílabas son muchas
para cantar.
Me basta una que tenga
por dentro el mar.

Romancero gitano (F. García Lorca) (LECTURA OBLIGATORIA)

"Casida de los ramos" -poema árabe- (F. García Lorca)
Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos
a esperar que se quiebren ellos solos.

El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor agrupa los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.

Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros:
no piensan en la lluvia y se han dormido
como si fueran árboles, de pronto.

Sentados con el agua en las rodillas
dos valles aguardaban el Otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.

Por las arboledas del Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.

¿Concha Méndez?

¿Josefina de la Torre?

D) TRADICIÓN CLÁSICA (Góngora, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz):

"El ciprés de Silos" -inspirado en San Juan- (G. Diego)
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Alanza,
peregrina al azar, sin alma ni dueño.

Cuando te vi, señero, dulce y firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
com tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

"Y lentamente vas" -inspirado en Garcilaso; de La voz a ti debida, título procedente de un verso de la Égloga III- (P. Salinas)
Y lentamente vas
formándote tú misma,
naciéndote,
dentro de tu querer,
de mi querer, confusos,
como se forma el día
en la gran duda oscura.
Y agoniza la antigua
criatura dudosa
que tú dejas atrás,
inútil ser de antes,
para que surja al fin
la irrefutable tú,
desnuda Venus cierta,
entre auroras seguras,
que se gana a sí misma
su nuevo ser, queriéndome.

"A don Luis de Góngora" (V. Aleixandre)
¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?

Las líneas graves van. Mas de su planta
brota la curva, comba su justeza
en la cima, y respeta la corteza
intacta, cárcel para pompa tanta.

El alto cielo luces meditadas
reparte en ritmos de ponientes cultos,
que sumos logran su mandato recto.

Sus matices sin iris las moradas
del aire rinden al vibrar, ocultos,
y el acorde total clama perfecto.

"Por las calles, ¿quién aquel? " -inspirado en el Góngora de las letrillas- (R. Alberti)
Por las calles, ¿quién aquel?
¡El tonto de Rafael!
Tonto llovido del cielo,
del limbo, sin un ochavo.
Mal pollito colipavo,
sin plumas, digo, sin pelo.
¡Pío-pic!, pica, y al vuelo
todos le pican a él.
¿Quién aquel?
¡El tonto de Rafael!
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquel?
¡El tonto de Rafael!
Tontaina tonto del higo,
rodando por las esquinas
bolas, bolindres, pamplinas
y pimientos que no digo.
Mas nunca falta un amigo
que le mendigue un clavel.
¿Quién aquel?
¡El tonto de Rafael!
Patos con gafas, en fila,
lo raptarán tontamente
en la berlina inconsciente
de San Jinojito el lila.
¿Qué runrún, qué retahíla
sube el cretino eco fiel?
¡Oh, oh, pero si es aquel
el tonto de Rafael!

"Donde por descansar de su carrera" -inspirado en Góngora- (M. Altolaguirre)
Donde por descansar de su carrera
espacioso cristal serena el río,
compacto baño en carne de bañistas,
el agua dibujada de reflejos,
ahuecándose, en varios sitios toma.
Mienten las sumergidas ramas, cuando
sin ser raíces brotan bajo el suelo.
Por entre estas vegetaciones verdes,
cabeza asoma, el que su cuerpo oculta,
con sus sedientos ojos bebedores.
Bromas de espuma. Fuga a la ribera.
Escondite. Desnudo. No, desnudos.
Tres. Corren por sus ropas. Cuatro.
Y el viento que se tiende sobre el río.

2ª ETAPA:

A) SURREALISMO:

"La aurora" (F. García Lorca)
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambre furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados:
saben que van al cieno de números y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

"Desdicha" (L. Cernuda)
Un día comprendió cómo sus brazos eran
solamente de nubes;
imposible con nubes estrechar hasta el fondo
un cuerpo, una fortuna.

La fortuna es redonda y cuenta lentamente
estrellas del estío.
Hacen falta unos brazos seguros como el viento,
y como el mar un beso.

Pero él con sus labios,
con sus labios no sabe sino decir palabras;
palabras hacia el techo,
palabras hacia el suelo,
y sus brazos son nubes que transforman la vida
en aire navegable.

"Tristeza o pájaro" (V. Aleixandre)
Esa tristeza pájaro carnívoro;
la tarde se presta a la soledad destructora;
en vano el río canta en los dedos o peina,
peina cabellos, peces, algún pecho gastado.

Esa tristeza de papel más bien basto;
una caña sostiene un molinillo cansado;
lo mismo que los ojos sin pestañas.

El brazo es largo como el futuro de un niño;
mas para qué creer si el niño canta
la tristeza de llegar a un agua más fuerte,
que no puede comprender lo que no es tiranía.

Llegar a la orilla como un brazo de arena,
como niño que ha crecido de pronto
sintiendo sobre el hombro de repente algún pájaro.
Llegar como unos labios salobres que se llagan.

Pájaro que picotea pedacitos de sangre,
sal marina o rosada para el pájaro amarillo,
para ese brazo largo de cera fina y dulce
que se estira en el agua salada al deshacerse.

"Los ángeles de las ruinas" (R. Alberti)
Pero por fin llegó el día, la hora de las palas y los cubos.
No esperaba la luz que se vinieran abajo los minutos
porque distraía en el mar la nostalgia terrestre de los ahogados.
Nadie esperaba que los cielos amanecieran de esparto
ni que los ángeles ahuyentaran sobre los hombres astros de cardenillo.

Los trajes no esperaban tan pronto la emigración de los cuerpos.
Por un alba navegable huía la aridez de los lechos.

Se habla de la bencina,
de las catástrofes que causan los olvidos inexplicables.
Se murmura en el cielo de la traición de la rosa.
Yo comento con mi alma el contrabando de la pólvora,
a la izquierda del cadáver de un ruiseñor amigo mío.
No os acerquéis.

Nunca pensasteis que vuestra sombra volvería a la sombra
cuando una bala de revólver hiriera mi silencio.
Pero al fin llegó ese segundo,
disfrazado de noche que espera un epitafio.
La cal viva es el fondo que mueve la proyección de los muertos.

Os he dicho que no os acerquéis.
Os he pedido un poco de distancia:
la mínima para comprender un sueño
y un hastío sin rumbo haga estallar las flores y las calderas.

La luna era muy tierna antes de los atropellos
y solía descender a los hornos por las chimeneas de las fábricas.
Ahora fallece impura en un mapa imprevisto de petróleo,
asistida por un ángel que le acelera la agonía.
Hombres de cinc, alquitrán y plomo la olvidan.

Se olvidan hombres de brea y fango
que sus buques y sus trenes,
a vista de pájaro,
son ya en medio del mundo una mancha de aceite,
limitada de cruces por todas partes.
Se han olvidado.
Como yo, como todos.
Y nadie espera ya la llegada del expreso,
la visita oficial de la luz a los mares necesitados,
la resurrección de las voces en los ecos que se calcinan.

"Desahucio" (R. Alberti)
Ángeles malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.

Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.

De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.

Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.

Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa,
dime,
qué ángeles malos, crueles,
quieren de nuevo alquilarla?

Dímelo.

B) NEORROMANTICISMO:

"¡Ay voz secreta del amor oscuro!" (F. García Lorca)
¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche intensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay perro en corazón, voz perseguida,
silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!,
¡que soy amor, que soy naturaleza.

"Si el hombre pudiera decir" (L. Cernuda)
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

"Te quiero" (L. Cernuda)
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena.
O iracundo como órgano tempestuoso.

Te lo he dicho con el sol,
que dora cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes.

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas.

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino.

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela en un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

"Donde habite el olvido" (L. Cernuda)
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

"Invitación al arpa" (R. Alberti)
1
Lejos, lejos.
Adonde las estancias olvidan guantes de polvo
y las consolas sueñan párpados y nombres ya idos.
Un sombrero se hastía
y unos lazos sin bucles se cansan.
Si las violetas se aburren,
es porque están nostálgicas de moaré y abanicos.

Lejos, más lejos.
A los cielos rasos donde las goteras
abren sus mapas húmedos para que viajen los lechos.

Adonde los muelles se hunden sin esperanza
y rostros invisibles avetan los espejos.
Al país de las telas de araña.

2
Más lejos, mucho más lejos.
A la luna disecada entre la hoja de un álamo y la pasión de un libro.
Sé que hay celos nocturnos que ocultan candelabros
y que la muerte tiembla en el suelo movible de las bujías.
Un maniquí de luto agoniza sobre un nardo.
Una voz desde el olvido mueve el agua dormida de los pianos.

Siempre, siempre más lejos.
Adonde las maderas guardan ecos y sombras de los pasos,
adonde las polillas desvelan el silencio de las corbatas,
adonde todo un siglo es un arpa en abandono.

"Adolescente fui en días idénticos a nubes" (L. Cernuda)
Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquel fui, aquel fui, aquel he sido;
era la ignorancia mi sombra.

Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.
¿Margarita Ferreras, poesía erótica?

C) POESÍA SOCIAL Y POLÍTICA:

"Me duele el vaso que bebo" (E. Prados)
Me duele el vaso que bebo
y la tela que me cubre,
la sombra que me acompaña
y el viento que me sacude.
Ni la cama me alimenta
ni mi juventud me luce,
que ni pan como, ni quiero
que el sol mis hombros ajuste.
Ni puedo salir al campo
sin que mi frente se nuble,
ni puedo entrar en mi casa
sin que mis venas retumben.
Má allá vuela mi angustia
que por el cielo las nubes.
Contra más bajo mis ojos
más alto mi dolor sube
y es más alta mi razón
que alta está mi pesadumbre.
Me duele el sueño que duermo
y el silencio en que se hunde.
Me duele mi soledad;
pero que nadie me busque,
que aun lo que en ella me calma
en fuerza me disminuye:
no quiero amigo ni hermano
mientras la injusticia alumbre.
Me duele el suelo que piso
y la sangre que lo cubre.

"Dialoguillo de la revolución y el poeta" (R. Alberti)
Toma ejemplo y mira en mí.
Lope de Vega

Vida que te cansa,
miedo que te vence,
duda en que te vi,
toma ejemplo y mira en mí,
que yo nunca jamás me cansé,
que yo nunca dudé ni temí.
_Me levanto y miro:
sangre a la derecha.
A la izquierda, sangre.
Duro es ir contigo.
Pero tú, ante mí.
Tomo ejemplo y miro en ti,
que si yo, gloria roja, te pierdo,
gloria roja, es que yo me perdí.

"Un español habla de su tierra" (L. Cernuda)
Las playas, parameras
Al rubio sol durmiendo,
Los oteros, las vegas
En paz, a solas, lejos;

Los castillos, ermitas,
Cortijos y conventos,
La vida con la historia,
Tan dulces al recuerdo,

Ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
De todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.

Una mano divina
Tu tierra alzó en mi cuerpo
Y allí la voz dispuso
Que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba.
En ti sola creyendo;
Pensar tu nombre ahora
Envenena mis sueños.

Amargos son los días
De la vida, viviendo
Solo una larga espera
A fuerza de recuerdos.

Un día, tú ya libre
De la mentira de ellos,
Me buscarías. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?

¿Cántico inútil, de E. de Champourcin?