Balandro yo

Balandro yo
EL BALANDRITO, J. SOROLLA
"Regálate como poidas, leutor, e non che digo máis".
A. R. Castelao, Un ollo de vidro.



"-Yo sé quién soy -respondió don Quijote (...)"
Miguel de Cervantes







miércoles, 28 de enero de 2015

LITERATURA UNIVERSAL: CLASE DE LITERATURA ROMÁNTICA

Lluvia, vapor y velocidad, de William Turner, 1844
He aquí un poema de Edgar Alan Poe: "Annabel Lee". 
La felicidad suprema del romántico enamorado es tal que puede despertar envidias en el Más Allá. 
Fíjate no solo en el contenido sino también en el ritmo que se crea en el poema a través del recurso de la repetición (de sustantivos, de verbos, de estructuras...).

Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.

Niños éramos ambos, en el reino

junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.

Y por eso, hace mucho, en aquel reino,

en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.

¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,

llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.

Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,

más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.

Pues la luna ascendente, dulcemente,

tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.

El poema se transformó en canción gracias al grupo de pop español Radio Futura. ¿Qué opináis acerca de la adaptación del poema original, de las imágenes del vídeo y, en general, del paso de poema a canción?





¿Qué os parece el siguiente poema? Pertenece a Schiller (1754-1805). Se trata de un fragmento de "Oda a la alegría", a la que puso música Bethoven en su Novena Sinfonía:

¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.

Quien haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.

Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.

Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.

¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.

¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir. 


Y Bethoven decía...





Miguel Ríos también puso su granito de arena al himno de la alegría, con una nueva letra...





Hablemos a continuación de William Wordsworth (1770-1850):



Podéis leer una breve biografía del autor en el siguiente enlace de "El poder de la palabra":

Fue uno de los poetas más importantes e influyentes del Romanticismo inglés. Conoció a otro poeta, Samuel Taylor Coleridge, con el que mantuvo una intensa y duradera amistad. Ambos colaboraron en un libro de poemas titulado Baladas Líricas (1978), que supuso el abandono del modelo clasicista del siglo XVIII y señalará el comienzo del romanticismo literario en Inglaterra. 
Su poesía describe la belleza sencilla del paisaje, del mundo rural y de sus propias experiencias (se le considera el padre de la "poesía de la experiencia"),  a lo que da forma mediante el uso del verso blanco y del registro coloquial, que él considera que también es apto para el placer estético. 

"Oda a la inmortalidad”

Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.
Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello

que en mi juventud me deslumbraba
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la yerba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo…
En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la
muerte.
Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.
"Aves acuáticas"

Observadas frecuentemente sobre los lagos dtei Rydal y Grasmere

Ved cómo los plumosos habitantes del agua, con tal gracia al moverse, 
que apenas se diría inferior a la angélica, prolongan
su curioso placer. Describen en el aire
(y a veces con volar osado, que se cierne hasta las mismas cumbres),
un círculo más amplio que el lago; 
y en tanto que se aplican a trazar, una vez y otra vez, el gran círculo,
su jubilosa actividad describe centenares de curvas y círculos menudos,
ora abajo, ora arriba, en avance intrincado, pero seguro, 
como si guiase un espíritusu vuelo infatigable. 
Ya el juego terminó:así lo imaginé diez o más veces;
pero, mira: la bandada, desvanecida ya, vuelve a ascender. 
Se acercan. Rumorean sus alas, leves al pronto,
y luego su enérgico batir pasa a mi lado y vuelve a oírse el rumor leve.

Con respecto a Samuel Taylor Coleridge (1772-1825)...




Podéis leer una breve biografía del autor en el siguiente enlace de "A media voz":
http://amediavoz.com/coleridge.htm

Este poeta, a diferencia de Wordsworth, recurre al pasado como como un tiempo misterioso y fantástico y transporta al lector hacia los mundos de la imaginación y lo sobrenatural.

Leamos, pues...


"Kubla Khan"

EN Xanadú, Kubla Khan
mandó que levantaran su cúpula señera:
allí donde discurre Alfa, el río sagrado,
por cavernas que nunca ha sondeado el hombre,
hacia una mar que el sol no alcanza nunca.
Dos veces cinco millas de tierra muy feraz
ciñeron de altas torres y murallas:
y había allí jardines con brillo de arroyuelos,
donde, abundoso, el árbol de incienso florecía,
y bosques viejos como las colinas
cercando los rincones de verde soleado.

¡Oh sima de misterio, que se abría
bajo la verde loma, cruzando entre los cedros!
Era un lugar salvaje, tan sacro y hechizado
como el que frecuentara, bajo menguante luna,
una mujer, gimiendo de amor por un espíritu.
Y del abismo hirviente y con fragores
sin fin, cual si la tierra jadeara,
hízose que brotara un agua caudalosa,
entre cuyo manar veloz e intermitente
se enlazaban fragmentos enormes, a manera
de granizo o de mieses que el trillador separa:
y en medio de las rocas danzantes, para siempre,
lanzóse el sacro río.
Cinco millas de sierpe, como en un laberinto,
siguió el sagrado río por valles y collados,
hacia aquellas cavernas que no ha medido el hombre,
y hundióse con fragor en una mar sin vida:
y en medio del estruendo, oyó Kubla, lejanas,
las voces de otros tiempos, augurio de la guerra.

La sombra de la cúpula deliciosa flotaba
encima de las ondas,
y allí se oía aquel rumor mezclado
del agua y las cavernas.
¡Oh, singular, maravillosa fábrica:
sobre heladas cavernas la cúpula de sol!

Un día, en mis ensueños,
una joven con un salterio aparecía
llegaba de Abisinia esa doncella
y pulsaba el salterio;
cantando las montañas de Aboré.
Si revivir lograra en mis entrañas
su música y su canto,
tal fuera mi delicia,
que con la melodía potente y sostenida
alzaría en el aire aquella cúpula,
la cúpula de sol y las cuevas de hielo.
Y cuantos me escucharan las verían
y todos clamarían: «¡Deteneos!
¡Ved sus ojos de llama y su cabello loco!
Tres círculos trazad en torno suyo
y los ojos cerrad con miedo sacro,
pues se nutrió con néctar de las flores
y la leche probó del Paraíso».


"El arpa eólica"

¡Mi Sara pensativa! Reclinada
tu cabeza en mi brazo, es dulce estar
junto a nuestra cabaña recubierta
de jazmín y de mirto (los emblemas
de la inocencia y del amor reunidos)
y ver los montes rebosar la luz
de la tarde, reunirse lentamente
y mostrar el lucero refulgente
como la sabiduría. ¡Qué hermoso
el aroma del campo y qué callado
el mundo! El murmullo del mar lejano
nos habla del silencio.

                                  Y esa humilde
arpa -óyela- en su lejano estuche,
acariciada por la simple brisa
cual tímida doncella ante el amante
es tan dulce reproche que me invita
a repetir la falta. Ya sus cuerdas,
suavemente tañidas, nos ofrecen
oleadas de notas que recuerdan
el embrujo sonoro que los elfos
pronuncian por la tarde, cuando viajan
con la brisa que llega de las hadas,
donde la música ronda las flores
salvajes como aves del paraíso
¡flotando en su ala indómita, sin pausa!
¡La vida dentro y fuera de nosotros,
que anima el movimiento y es su alma,
luz en sonido, sonido en la luz,
ritmo en el pensamiento y alegría
en todo! Cómo no amarlo todo
en un mundo tan pleno, donde canta
la brisa y el aire aquietado es música
dormida en ese tácito instrumento.

                 Así, mi amor, mientras al mediodía
paseo por las próximas colinas
con ojos entornados y contemplo
la danza de la luz como diamantes,
medito sosegado en el sosiego;
cruzan por mi cerebro, así indolente,
pensamientos que él mismo no convoca
y revuelos de ociosas fantasías
diversas y salvajes cual tormentas
que crecen y se agitan sobre el arpa.
Y ¿no serán los seres animados
arpas dispuestas de diverso modo
que se hacen pensamiento cuando sopla,
viva y vasta, una brisa intelectual,
de cada una el alma, Dios de todas?
Pero tus ojos serios me suponen
un sereno reproche, amada, y esos
borrosos pensamientos no rechazas
y me haces caminar en humildad
con Dios. ¡Hija del Cristo y de su estirpe!
Con sagrada razón has despreciado
conceptos de una mente aún corrupta,
pompas que brillan, se levantan, rompen
con el rumor de una filosofía
vana, ¡pues nunca podré hablar sin culpa
de Él, Incomprensible! Salvo cuando
con temor y con fe interior alabo
a aquel cuya piedad es salvación
para mí, miserable, pecador
e insensato. ¡Aquel que me dio paz
y a ti y esta cabaña, amada mía!

martes, 27 de enero de 2015

LITERATURA ESPAÑOLA: AMORES ROMÁNTICOS DE DISTINTO SIGNO

UN FATAL DESENLACE: Juan Ramón y Marga.

Busto de Zenobia Campubrí, esculpida por Margarita Gil Röesset, "la niña", en 1932.


Margarita Gil Röesset (Madrid, 1908-Las Rozas, 1932) fue una magnífica escultora madrileña que un buen día conoció al Nobel Juan Ramón Jiménez, se enamoró perdidamente de él, sin este saberlo, y, no pudiendo hacer frente a aquel amor irracional e imposible, acabó suicidándose. Ella tenía tan solo 24 años.

“…Y es que…
Ya no puedo vivir sin ti
…no… ya no puedo vivir sin ti…
…tú, como sí puedes vivir sin mí
…debes vivir sin mí…”.

Retrato de Marga
Retrato de Juan Ramón Jiménez


82 años después, la Fundación José Manuel Lara publica el diario de la joven artista (Marga) en el que se recogen aquellos sentimientos hacia el poeta. Se cumple, al fin, la voluntad de Juan Ramón Jiménez, que se queda consternado y lleno de dolor ante la muerte de una querida amiga de la familia. El escritor no pudo cumplir en vida este proyecto, pero serán sus herederos los que lo hagan realidad.

El cuidado volumen se abre con una introducción de Carmen Hernández-Pinzón, representante de los herederos de JRJ, seguida de una semblanza de la artista a cargo de su sobrina, la escritora Marga Clark. Junto a las palabras de Margarita Gil aparecen ilustraciones, fotografías y recortes, además de poemas, textos en prosa y apuntes del Nobel de Moguel o de su esposa Zenobia. 

Decía JRJ en Españoles de tres mundos: "Si pensaste al morir que ibas a ser bien recordada, no te equivocaste, Marga. Acaso te recordaremos pocos, pero nuestro recuerdo te será fiel y firme. No te olvidaremos, no te olvidaré nunca. Que hayas encontrado bajo la tierra el descanso y el sueño, el gusto que no encontraste sobre la tierra. Descansa en paz, en la paz que no supimos darte, Marga, bien querida".

Podéis leer más sobre Marga en la referencia del pie de foto, y un artículo del diario ABC:
http://www.abc.es/cultura/libros/20150124/abci-marga-juan-ramon-diario-201501231936.html

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CONTRA VIENTO Y MAREA: Rubén Darío y Paca.



Otra historia de amor romántico, que duró dieciséis años, fue la que hubo entre Francisca Sánchez, hija del jardinero del Palacio Real de Madrid, y el poeta, padre del Modernismo hispánico, Rubén Darío (1867-1916). Se conocieron en 1899 y tuvieron cuatro hijos, aunque solo sobrevivió uno de ellos.

La periodista Rosa Villacastín rinde homenaje al profundo amor entre su abuela Francisca Sánchez y el ilustre poeta, publicando La princesa Paca,  que es como la llamaba Rubén Darío.

Rubén Darío tuvo una primera mujer, Rafaela Contreras, con la que tuvo un hijo y a la que le fue infiel con una adolescente de ojos de gata, la "garza morena" de Azul, una muchacha ambiciosa que lo cautivó y le amargó la vida: Rosario Murillo. Cuando murió Rafaela, a Darío lo embaucaron Rosario y su hermano Adrés, un ávido político: lo emborracharon y lo casaron. Nunca se pudo desatar de aquella cadena. Rosario Murillo le hizo la vida imposible a Darío y le impidió siempre el divorcio.

Francisca, la hija mayor de Celestino, el jardinero de los terrenos del Palacio Real, se encarga de llevarle la comida a la Casa de Campo. Allí se cruza un día con dos hombres, Rubén Darío y Ramón M. del Valle-Inclán. Rubén estaba allí a instancias del periódico La Nación para narrar el desencanto español tras el desastre del 98.

Al mes y medio de conocerse Rubén y Francisca, sobreviene el escándalo familiar: Francisca está embarazada. Para acallar las habladurías, el poeta piensa casarse con ella, sin embargo, como hemos dicho, ya está casado. Se fueron a vivir juntos, en Madrid. La presión familiar y social fue evidente. Con todo, Darío alcanzó con ella el perfecto equilibrio y una vida serena, algo que nunca había tenido. La niña que esperaban murió al año de nacer, de viruela.

Se fueron a París y allí estuvieron dos años. Allí convivió con ellos Amado Nervo. Este y Darío enseñaron a Paca a leer y escribir.

Siguió su vida ambulante (Madrid, Inglaterra, Bélgica, Río de Janeiro, París...) como poeta, periodista o embajador de Nicaragua. Tienen dos hijos más, pero ambos acaban muriendo. Sus problemas con el alcohol se van agudizando. Su esposa Rosario Murillo le sigue haciendo la vida imposible: interrumpe sus tertulias o sus cenas, le embarga los bienes... Tienen otro hijo, Rubén Darío Sánchez, Güichín, el único que sobrevive. Darío se marcha a Nicaragua a luchar por su divorcio, pero de nada sirve.

El golpe de Estado en Nicaragua despoja a Darío de su puesto en París. Regresa con Paca a España y se instalan en Barcelona. Sus únicos ingresos serán los de La Nación. El alcohol se adueña de de su vida, sufre neurosis, su estado físico empeora.

Su secretario lo convence de emprender una insensata gira americana y se despide, pues, de Paca en el puerto de Barcelona. Tras su paso por los EEUU y Guatemala, Darío regresa a Nicaragua, llevado por Rosario Murillo, que lo acapara. Allí muere, en 1916.

Paca regresará a Madrid. Con ella se llevará un misterioso baúl azul, con correspondencia del poeta con Paca y con otros autores coetáneos, con postales, telegramas, fotografías, tarjetas de visita... Tiene la suerte de encontrar a un buen hombre, José Villacastín, que se dedica a reunir la obra del poeta y funda con Güichín la editorial Rubén Darío.

Francisca Sánchez y su hijo Güichín


Regresan Navalsauz, un pueblecito de Ávila. Allí un buen día de 1956 recibe una visita, la de la escritora Carmen Conde, la primera mujer que ingresa en la RAE, y su marido Antonio Oliver. La convencen de que done al Estado el contenido de aquel baúl que ella conservaba, y hoy las letras españolas se lo agradecen inmensamente.

Podéis ler esto y más en los siguientes enlaces del XL Semanal y El País:

http://www.xlsemanal.com/conocer/20140518/amor-prohibido-ruben-dario-7216.html

http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/18/actualidad/1400435212_979036.html

martes, 20 de enero de 2015

LITERATURA ESPAÑOLA: ANTONIO MACHADO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

"Dos mujeres dormidas en una barca bajo los sauces" (1887) John Singer Sargent

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ 
(Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 - San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958)


ANTONIO MACHADO 
(Sevilla, 26 de julio de 1875 - Colliure, 22 de febrero de 1939)

______________

Os invito a leer la vida y la biografía de Juan Ramón Jiménez que la Fundación que lleva su nombre recoge en su página (http://fundacion-jrj.es/juan-ramon-jimenez/vida-biografia/) y que comienza así: 

"Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad...". 
Aquí relata la añoranza de su infancia que él evocará llena de ventanas y puertas desde las que contempla el mundo. Un mundo, el andaluz, tremendamente clasista, visto por un niño, consentido y solitario, como él mismo se ve en una carta dirigida a su prima María. Estos recuerdos se convierten en elementos poéticos, como la luz, el mar... Pero no los ha vivido, sino contemplado. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea, su gran compañera siempre será la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente. Soledad introspectiva con la que busca la emoción ante la visión de la belleza. 


¿No os recuerda al "Retrato" de Antonio Machado, que introduce la obra Campos de Castilla, por primera vez publicada en 1912? 

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno".

 (...) 

Puedes leer el final de este poema y algunos más en http://www.los-poetas.com/a/mach1.htm



Y en un poema de Elejías (1908) decía Juan Ramón Jiménez:

¡Infancia! ¡Campo verde, campanario, palmera,
mirador de colores; sol, vaga mariposa 
que colgabas a la tarde de primavera,
en el cenit azul, una caricia rosa!

¡Jardín cerrado, en donde un pájaro cantaba,
por el verdor teñido de melodiosos oros;
brisa suave y fresca, en la que me llegaba
la música lejana de la plaza de toros!

...Antes de la amargura sin nombre del fracaso
que engalanó de luto mi corazón doliente,
ruiseñor niño, amé, en la tarde de raso,
el silencio de todos o la voz de la fuente.


Y Antonio Machado en Soledades, galerías y otros poemas decía:

El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera;
tibia tarde de marzo,
que al hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.

En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.

Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.

Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.

Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...

Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.


Lee este y otros poemas en http://amediavoz.com/machado.htm

Para ambos poetas la infancia es casi un "paraíso perdido", un reconfortante y grato regazo materno al que les gustaría volver ahora en la madurez. ¿Por qué crees que el poeta siente esto? ¿Por qué esta melancolía romántica? ¿Puedes ponerte en su lugar e intentar explicarlo?

 Pero no solo hacia la infancia vuelven sus ojos los poetas. Juan Ramón Jiménez dedica un nostálgico y emotivo poema a una edad mucho más próxima a vosotros... ¡la adolescencia!

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris  y rosa
del crepúsculo de otoño-.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.


Lee este y otros en http://amediavoz.com/jimenez.htm

¿Y este último no os recuerda a la rima XXIX del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer?
¿Qué tendrán los andaluces?

  Sobre la falda tenía
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno creo;
mas guardábamos entrambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo;
sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
-¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida
-¡Ya lo comprendo!

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870) 

Podéis leer este poema y el resto de sus Rimas en el siguiente enlace. También tenéis acceso a algunas de sus Leyendas. ¡Animáos!
https://ciudadseva.com/autor/gustavo-adolfo-becquer/

sábado, 17 de enero de 2015

LITERATURA ESPAÑOLA: LAS MISIONES PEDAGÓGICAS (1931-1936)



Para recordar lo que ya se ha visto en clase acerca de la Institución Libre de Enseñanza y la figura de Giner de los Ríos, y enlazándolo con la Generación del 27, podemos disfrutar de este cortometraje sobre las Misiones pedagógicas que se llevaron a cabo durante la Segunda República, y que recoge una maravillosa muestra de la labor de tantos y tantos maestros en su afán de difundir la cultura por el rural español de aquella época. Dignos de admiración.


Sobre Giner de los Ríos, os dejo aquí un artículo del suplemento "Babelia" de EL PAÍS:
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/06/babelia/1430909513_485653.html

Y si tenéis una horita libre, podéis también escuchar el podcast "Las misiones pedagógicas de la Segunda República: un puente entre el campo y la ciudad" dentro del programa "Documentos de RNE".